lunes, 30 de agosto de 2010

Adentro...un poco más adentro.

Para hablar sobre las selvas con Galia Luz


Sucede que casi todos los "humanos" llevamos una selva dentro como quien incuba los trinos, la humedad, el arcoíris de un jueves por la tarde...llevamos en el pecho animales carnívoros que devoran a ratos la soledad y que a ratos despedazan las compañías anheladas, empollamos los huevos de nuestras propias aves parlanchinas, coloreadas ad libitum según nos enseñara Dalí (se pueden sentir colgando en los árboles tropicales del estómago los relojes acuosos del excéntrico bigotudo)…o pueden sentirse las pirañas contadas por Quiroga como si fueran besadoras de la Casa Verde, esa que un día, de otras putas y otro alcohol, hundió Vargas Llosa en el Amazonas profundo de mi mente. Todos llevamos enredaderas que ahorcan los suspiros si te dejas arrinconar bajo un tronco podrido de nostalgia, llevamos un poco de pantano, un tilín de bichos que pican, muerden, chupan… que acarician la piel de indio civilizado que vistes. Todos queremos encontrar cannabis y probar el vuelo como un ángel vegetal. No para olvidar, porque olvidar nos nulifica, sino para ver más allá de la frontera verde que esta selva nos impone…y cuando te aburres de ser solo clorofila y consumir co2 y defecar oxígeno interminablemente, como por decreto del guardabosque, como imperativo de la industrial celulosa, entonces quieres hacerte mar…y la historia, según Jacques Cousteau, se repite otra vez bajo el piélago ardiente de petróleo azul.

jueves, 26 de agosto de 2010

Razones para guillotinar la soledad

Desde Osmanis Oduardo, que en paz descansa.

1-Que se aparezca la noche bajo tus sábanas y no haya más que orfandad, apenas unos temblores de animal oscuro, zarpazos de otros seres apocalípticos, inventados por los ojos que sólo beben el café silencioso de los astros.
2-Que el libro sea visión irretenible, una mueca a los demonios de Ishtar, invocada al centro del pecho donde latir es el lujo de algún músculo donde anida la esperanza. De eso ya hablarán los políticos o los sicólogos.
3-Que mi nombre sea otra versión de letargo. El adn que se ignora en las pesquisas de la fiebre y la tos. Un flashback, un saludo configurado por los ritos medievales. Ser una ostra o un pez del abisal no glorifica en tanta ambigüedad.
4-Que las costillas se quiebran y pueden sanar por sí mismas, que no son una región tan sagrada como para enterrarse en ellas. Y las vísceras del orgullo se inflaman con el miedo a la costa áspera de la verdad. Y vale más un perro caliente que una lágrima de cualquier mendigo.
5-Que si ser ofrenda es el valor del amante, entonces ser presagio es la virtud de la palabra. Discurso sobre los zapatos rotos y un frutal azul donde navegan mis larvas compañeras. Tengo una cama, todo el aire que dibuja el aspa negra, ella me arrulla como novia escogida en los mercados del alma. Un cuerpo para inventar las configuraciones nihilistas de quien ya no piensa, no cree, quien nada espera del techo de esta casa.
6-Que hay una cuchilla en cada letra, cada trazo mental es guillotina donde las razones sacrifican su vientre y hacen versos cursis y canciones protesta. Ya sin barricadas nos vamos al juego y la cerveza, desde su boca espuman algunos besos cítricos, victoriosos.
7-Que todo lo anterior es, a veces, sólo memoria, capítulo absurdo, manifiesto y deserción. Porque aún quedan veinte mil leguas de miedo y cien años de soledad entre el filo y la carne.

lunes, 23 de agosto de 2010

Tijeras a la memoria

Para Eduardo era una especie de maldición bendita...por las tijeras conoció a la que se convertiría en su familia, por ellas también le llegó la angustia, el dolor, el adsurdo...
A veces quisiera unas tijeras, no en las manos porque mi torpeza me haría cortar el mundo a la mitad, sino en el pensamiento, para ir quitando las ideas impropias de alguien que supuestamente debe seguir por el cause que le imponen las reglas ad usum.
Unas tijeras sin rencor, herramientas que esterilicen la memoria y vayan extirpando las zonas erróneas de mi propia historia. ¿Sabes qué idea me arrancaría sin miramientos? el concepto LIBERTAD, que ha sido más bien una burbuja acuosa, programática en la que me he embebecido como un cordero ignorante. Sucede que ahora me hacen ver que he sido (y sigo siendo) dominado por el Nuevo Orden Mundial. Eso me recuerda al poema "Conversión del asirio"

Cuando llegué leproso a las murallas de Korsabad,
dizque sagradas y longas como el nombre del monarca,
capital de todos los que temen,
me dijo un exorcista babilonio:
“Para que construyesen templos que alegraran
el corazón de los dioses, Marduk creó a los hombres.”

Y respondí arrancándome una pústula tornasolada:
“Yo me cago en Marduk.”