jueves, 23 de diciembre de 2010

El arraigo

Nadie sabe dónde estaremos cualquier día del próximo año, yo ni sospecho si por fin me arrastrarán hasta esa otra nación que es la capital del país. La Habana es una especie de república independiente dentro de esta isla. Allí, para bien o para mal, han ido a parar mis amigos, mis enemigos y muchos de los mejores artistas, políticos o seres solciales y sociables que hacían de esta otra región (la más olvidada) una aldea cercana al corazón. Tal vez el próximo años Daykel, otro de los seres buenos que conozco, tenga que emigrar, por las razones superiores del amor, a esa ciudad bendita, a esa ciudad de luz y putrefacción...y tal vez allí nos veamos porque solo el amor pudiera convocarme, también, a tal desenfreno. Aunque sé que cuando lleguemos hasta la orilla de su mar querremos mirar atrás y poder ver nuestra aldea al final del horizonte.


ALDEA

Me tomaste de la mano y nos fuimos
hasta la ciudad…
hasta el borde
donde la isla termina
en una ola contra el muro.
Y nos dimos cuenta que
no es una lagartija infinita…

y decidimos volver.

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