jueves, 26 de agosto de 2010

Razones para guillotinar la soledad

Desde Osmanis Oduardo, que en paz descansa.

1-Que se aparezca la noche bajo tus sábanas y no haya más que orfandad, apenas unos temblores de animal oscuro, zarpazos de otros seres apocalípticos, inventados por los ojos que sólo beben el café silencioso de los astros.
2-Que el libro sea visión irretenible, una mueca a los demonios de Ishtar, invocada al centro del pecho donde latir es el lujo de algún músculo donde anida la esperanza. De eso ya hablarán los políticos o los sicólogos.
3-Que mi nombre sea otra versión de letargo. El adn que se ignora en las pesquisas de la fiebre y la tos. Un flashback, un saludo configurado por los ritos medievales. Ser una ostra o un pez del abisal no glorifica en tanta ambigüedad.
4-Que las costillas se quiebran y pueden sanar por sí mismas, que no son una región tan sagrada como para enterrarse en ellas. Y las vísceras del orgullo se inflaman con el miedo a la costa áspera de la verdad. Y vale más un perro caliente que una lágrima de cualquier mendigo.
5-Que si ser ofrenda es el valor del amante, entonces ser presagio es la virtud de la palabra. Discurso sobre los zapatos rotos y un frutal azul donde navegan mis larvas compañeras. Tengo una cama, todo el aire que dibuja el aspa negra, ella me arrulla como novia escogida en los mercados del alma. Un cuerpo para inventar las configuraciones nihilistas de quien ya no piensa, no cree, quien nada espera del techo de esta casa.
6-Que hay una cuchilla en cada letra, cada trazo mental es guillotina donde las razones sacrifican su vientre y hacen versos cursis y canciones protesta. Ya sin barricadas nos vamos al juego y la cerveza, desde su boca espuman algunos besos cítricos, victoriosos.
7-Que todo lo anterior es, a veces, sólo memoria, capítulo absurdo, manifiesto y deserción. Porque aún quedan veinte mil leguas de miedo y cien años de soledad entre el filo y la carne.

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